Existen ciertas “cosas” o circunstancias cuyas características específicas logran
despertar en la persona respuestas de las más diversas índoles, agrado, desagrado, placer,
evitación, dolor, miedo, aversión, etc. La mayor parte de estas “cosas” –que en adelante
llamaremos estímulos- pueden ser asociados también a la respuesta sexual y pueden
propiciar o inhibir dicha respuesta. Es labor entonces explicar cómo es que esto ocurre.
En el caso de la respuesta sexual, ésta es de índole reflejo, lo cual quiere decir que
el organismo humano tiene la facultad de responder de manera innata y sin que medie la
conciencia frente a estímulos que propicien adecuadamente su activación por medio de
los sentidos.
La relación entre ambas respuestas es simple, una respuesta de tipo refleja como
lo es la respuesta de excitación sexual, por asociación a circunstancias entendidas como
placenteras por parte de la persona (operante) puede lograr que se incremente la
capacidad respondiente y su búsqueda en el futuro. De igual manera, la consecuencia
operante de un estímulo aversivo será la disminución de la conducta.
La estimulación parasimpática provoca una respuesta simpática que se puede prolongar,
provocando agrado, gracias a los condicionamientos que se hayan realizado.
ES AQUÍ COMO SE CONTESTA LA PREGUNTA DE QUE ES EL ESE
El estimulo sexual efectivo es todo estimulo físico, humano con una carga subjetiva muy importante
De acuerdo con lo anterior, todo aquel estímulo que active de manera efectiva o
adecuada el ciclo y la respuesta sexual sería un estímulo sexual efectivo (ESE)
Distinguimos seis tipos:
a. Estímulos Visuales: que son aquellos que incitan al estimular la vista, como
b. Estímulos Auditivos: que son aquellos que incitan al estimular la audición, como
gemidos, jadeos, palabras, música, etc.
c. Estímulos Olfativos: cuya característica es estimular el sentido del olfato, como
perfumes, colonias, aromatizantes, el olor propio de una persona, flores, etc.
d. Estímulos Gustativos: los cuales incitan gracias a su influencia en el sabor, como
la miel, leche condensada, crema de chantillí, frutas, etc.
e. Estímulos Táctiles: son aquellos cuya textura influye sobre el sentido del tacto,
como la seda, las plumas, las caricias, arañazos, nalgadas, etc.
f. Estímulos Fantaseosos: en los cuales lo que media es la imagen de una persona,
lugar, o acción específicas, que no se encuentran presentes de manera física en ese
preciso momento, como fantasear con hacer el amor en la playa desierta, en un
hotel de montaña, sobre el césped, en un automóvil, etc.
Para cada uno de ellos existe una variedad tan amplia, como personas pueden
existir, pues es de acuerdo a la historia personal y las circunstancias de vida de cada una
de ellas que se procederá a realizar los condicionamientos (aprendizajes) operantes
necesarios para que resulten particularmente gratificantes.
Dr. Eduardo Ruiz Munguía, Médico, Sexólogo, Director del
Instituto Integral de Salud Familiar, Miembro de la
Asociación Mundial de Sexólogos.
Lic. Galo Guerra Vargas. Psicólogo Modificador de Conducta,
Miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York;
Director del Instituto Cognitivo Conductual INCO, y Docente Universitario
Instituto Integral de Salud Familiar, Miembro de la
Asociación Mundial de Sexólogos.
Lic. Galo Guerra Vargas. Psicólogo Modificador de Conducta,
Miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York;
Director del Instituto Cognitivo Conductual INCO, y Docente Universitario
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